El tema de la capitalización de escenarios de participación social con culturas populares de épocas pasadas o retro dentro de circuitos de competencias deportivas de ciclovías locales coordinados con el estado del arte del repertorio de los músicos de fiestas, la moda de la bola de los zapatos al estilo de las influencias artísticas y culturales del “Jazz”, el “Heavy Metal” (e incluso al estilo de la influencia de series animadas como la de “Coraje Perro Cobarde, 1999”) y la gran variedad de líneas de ropa, calzado y accesorios del trabajador mexicano simpatizantes de la música de baladas en español de la década de los 60s y también del subgénero de música Pop en inglés de la misma época del “Bubblegum”, bien puede circunscribirse a una dimensión compuesta por el imaginario popular de aquellos grupos de población que tienen en común entre sí, la identificación con la realización de múltiples y diversas escenas de dramas comunes a la vida social que tienen lugar dentro de ambientaciones de la época contemporánea entre determinados segmentos de la sociedad de consumo pertenecientes a un particular conjunto de sectores urbanos condicionados por su respectiva caracterización en diferentes estratos socioeconómicos en varias ciudades grandes dentro y fuera de México, en la región de América Latina y el Caribe.
La causa común en el mismo sentido de lo antes descrito, tiende a ser consecuente entonces con la problemática histórica del desarrollo de la familia nuclear que según la antropología social, juzga que el arraigo de la calidad de su desarrollo económico y comunitario se debe a las viejas usanzas de las civilizaciones antiguas que pueden estar igual comprometidas con la integridad de la identidad distintiva de su particular dominio cultural y artístico, tal como puede ser por ejemplo, el caso de la civilización española con profundas raíces de la cultura árabe que ante el choque cultural con las culturales precolombinas del continente americano, trascendió durante la época del Imperialismo español en la mezcla de valores familiares afines a clanes tribales con rasgos antropológicos físicos semejantes entre sí. Del mismo modo, el caso de tener que verificar como un rasgo común de identidad compartida entre esos dos pueblos antes mencionados a la calidad de algunos de los vestigios de sus respectivas arqueo historias, mismas que se definen por las paridades de la fisonomía de distintos asentamientos humanos dado la disposición de la planta arquitectónica de sus hogares, en el entender razonable de esa clase de averiguaciones en el plano de la antropología contemporánea de Hispanoamérica, puede reconocerse como un referéndum del voto de calidad necesario para consolidar la imagen de un modelo ejemplar del imaginario popular del “Buki” (o niño o joven en la jerga del noroeste de México) de los bolsones de chicles que es simpatizante de los videojuegos de época y las gorras al estilo de “Toby” y de “La Pequeña Lulú, 1935”, así como también de temas musicales como el de “Snoopy vs Barón Rojo, 1966” con cultura del consumo de café capuchino, pan dulce tradicional y también empacado de marcas como “Bimbo”.